Si comprás un pasaje y
viajás a otro país, es posible que veas montañas, palacios y plazas, museos,
paisajes. Si tenés suerte, quizás tengas la oportunidad de conversar con
algunos habitantes del lugar. Entonces volverás a tu casa cargado con un montón
de fotografías y de recuerdos.
Pero si leés, abrís una ventana a los secretos de otro país, de otro pueblo, de otras
personas, de otros mundos.
En esta ventana cabe todo:
el dolor, el temor a lo desconocido y a lo diferente, pero también el amor, la
amistad, la pasión y los deseos.
Las ventanas de la literatura son transparentes y si las
abrimos, para mirar hacia dentro o hacia fuera, crecemos.
Abriremos muchas desde aquí
y construiremos una propia para no sentirnos solos. Pensaremos, lloremos o
reiremos asomados a ella, pero lo esencial será que siempre nos llevará a otros
mundos posibles.
¡Abramos juntos la ventana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario